MANDALA es una palabra sánscrita que significa "círculo", la forma perfecta y por ello símbolo del cosmos y la eternidad.
Los mandalas más comunes, son dibujos enmarcados en un circulo y compuesto por diferentes formas de colores que giran de forma armónica entorno a un punto central.
Aunque desde la antiguedad se han utilizado los mandalas con fines contemplativos y religiosos, a partir de las investigaciones del psiquietra y psicólogo Carl Jung, los mandalas sobrepasaron el ámbito del pensamiento místico y comenzaron a utilizarse también con fines terapéuticos.
Según Jung los mandalas poseen un poder extraordinario porque son imágenes sagradas que representan la psique integrada: el objetivo que todos nos esforzamos por conseguir. Consideraba los mandalas como una representación arquetípica del subconsciente colectivo y también útil para la representación de los sueños.
La sencilla actividad de colorear mandalas pone en funcionamiento mecanismos físicos: la vista, el tacto, los músculos que dirigen al movimiento del trazo; mentales: la elección del color, su disposición, la creatividad; y psicológicos, ya que nos ayudan a la activación conjunta entre el hemisferio derecho de nuestro cerebro (involucrado en la creatividad, el sentido artístico, la imaginación, la intuición y lo global) y del hemisferio izquierdo (por el proceso secuencial, preciso, metódico y detallista de la estructura de sus representaciones) por lo que son un buen instrumento para facilitar el equilibrio psicológico.
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