“Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te
devore desde el interior.”
Frida Kahlo
No debe haber sido nada fácil, en posición horizontal y
sobre la cama, sostener el pedazo de madera que era su paleta, llena de colores
al óleo, con una mano y con la otra tomar el pincel para trazar de manera
cuidadosa cada pincelada, teniendo inmóvil su torso por un apretado corsé gracias
al cual era posible mantener en su lugar la endeble columna vertebral.
Magdalena Frida Carmen Kahlo Calderón es el nombre completo
de la gran artista nacida en México en 1907, que utilizó el arte con el
objetivo de desahogarse, de pintar su realidad, de sanar su herido corazón y de
expresar el inmenso dolor que padeció su cuerpo.
Escribía y pintaba en largas horas de silencio y soledad en
los que tan solo escuchaba el latido de su corazón y sentía su sangre correr
por las venas y arterias, fluyendo, llenando de oxígeno su cerebro, produciendo
ideas, sueños y amor, todos ellos aprisionados en un cuerpo frágil que tan solo
deseaba poder expresar tanto y tanto como sentía.
Mujer plena, vital, impetuosa, capaz, atrevida, luchadora e
inteligente, dolorida físicamente pero a la vez ilusionada y radiante en todo
momento.
Quizá tanto dolor y sufrimiento como el que ella padeció,
fueron lo que la impulsó de manera decidida a trascender. Cuando se lee su
biografía es imposible dejar de sorprenderse ante tanta lucha de una mujer que
desde la infancia había sufrido una severa poliomielitis.
Ni la enfermedad, ni los huesos rotos, ni el insoportable
sufrimiento podían acallar su espíritu, por lo que pidió que le acercaran
pinturas y pinceles y empezó a dibujar, trazar y colorearse, como ella decía:
“me pinto a mí misma porque soy el motivo que mejor conozco”.
La obra de Frida es un ejemplo de la forma en la que la artista usa la pintura con fines tanto de expresión como de terapia. Cada una de sus obras refleja la visión que ella tenía de sí misma, a través de sus formas y colores explica claramente el dolor y sufrimiento que padece y que no se limita a lo físico, sino que va hasta su propio espíritu.
Frida logra comprender y comprenderse mejor a través de la pintura y expone un diálogo claro y transparente con el objeto que más conoce, que es ella misma, utilizando los colores intensos, las texturas, las formas e incluso las palabras, para dar vida a imágenes en las que además plasma a las personas, lugares y cosas que llenan su espacio y su tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario